La primera vez que escuché al grupo tendría unos dieciséis años. En el lugar donde vivía por entonces el acceso a según qué música (y a según qué cosas) era bastante restringido. No obstante, tuve la inmensa suerte de conocer a uno de mis mejores amigos de ayer, hoy y esperemos que siempre.
Pues bien, él venía de Barcelona a estudiar en nuestro instituto y “le metieron” en la que era mi clase. No tardamos en entablar conversación y empezar a compartir cosas. Algunas de ellas fueron discos, o casettes en aquella época en la que aún no disponíamos de la colección de cd´s de ahora.
Y maravilla, los Pearl Jam cayeron en mis manos. Sólo me quedé satisfecho después de escuchar el disco (Vs.) un par de veces consecutivas y hacer(le) la sagrada promesa de que como no consiguiese todo lo publicado por “Eddie and cia” su persona sufriría todo tipo de rumores desagradables (en aquel momento y en aquel lugar os aseguro que era mejor no arriesgarse a averiguar si estaba en broma o en serio).
Han pasado muchos (muchos) años desde entonces y también muchos discos, pero cada vez que Pearl Jam da a luz se me ponen los pelos como escarpias. Desde que se empezó a gestar a mediados de los ochenta (puede que hable de todo lo que se gestó en Seattle por entonces otro día, porque hay suficiente material para varias entradas) y hasta hoy son veinte años de grupo. Veinte años de momentos difíciles y momentos dulces para ellos. Veinte años de rock tremendo. Veinte años de Vedder(voz)-McCready y Stone Gossard (guitarras), Jeff Ament (bajo) y Matt Cameron (batería), aunque éste puesto no ha parado de cambiar desde su formación. Veinte años de Pearl Jam.
Como dijo Ament: "...conocer a Eddie fue un regalo de Dios…”.
Ahora atacan de nuevo con World Wide Suicide.
Qué grandes sois.
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