Saturday, December 22, 2007

Incluso en estos tiempos


En cama, vacuo, inútil,
Enfermo, innecesario.
La luz de la lámpara de noche proyecta mi sombra en el techo,
Lánguida y empobrecida.
Con una sorna cruel en la boca,
Me mira.
Burlona, hacia abajo,
Resbala por las paredes,
Chorrea hacia el suelo,
Repta por las sábanas
Hasta tocarme los pies.
Fría como un témpano
Negra como el ébano.
Como el luto.
Dispuesta a abrazarme y acurrucarme
Como a un niño perdido.
No protestaré.

Rápidos anhelos, saltando en la superficie de mi memoria
Como un pez buscando oxigeno en un lodazal,
Ahogando mí aliento
Con la ansiedad del que lucha por respirar,
Por vivir.
Escapan de mis manos,
Escurridizos,
Para perderse buceando en profundidad abismal.
Nítidos y resplandecientes
Como escamas de sirena,
Veo cada uno de los sucesos
Que han de quedar en suspiros.
No soñaré.

Perdido, disipado,
Sudo cada gota de cualquier cosa
Parecida a un alma,
Hasta quedar hueco por dentro.
Carcomido

Por esas enfermedades del corazón
Que no matan nunca,
Pero que te mantienen enfermo siempre.


Dilatan mis venas con bilis,
Insuflan mis pulmones con humo,
Secan mis heridas con sal.
No quejaré.

Escocido, sucio,
Deshonra mi conciencia
Todo lo que le robé
A la lógica.
Cínico,
como un huérfano
Mira las luces del árbol
En un hospicio.
No celebraré.



La navidad está pintada
De rojo.
Rojo corazón que gotea.
Rojo puta.
Rojo ausencia.



Rojo sangre.





La semana que viene tengo intención de colaborar en actividades humanitarias. Estos días pueden llegar a ser muy cabrones para mucha gente mientras nosotros nos ponemos hasta el culo de marisco, champagne, regalos, etc. Por mi parte, y en la medida de lo posible, me daré más que nada a los desahuciados del alma. A los que, y perdonen mi atrevimiento y estas letras tan pobres, se puedan sentir identificados con lo que habéis leído.


[Pórtense bien y disfruten. Besos y abrazos a Pau, Maik, Johny, Calma, Eritia, Tremendo, Malú, J, Iralow, Ana, Lol V. Stein, la anónima ;), Marta y a quien pase por aquí. Mis mejores deseos a todos.]


Hacia Belén va este borrico rin… rin…




Felices Fiestas.

Saturday, December 08, 2007

Buscando el sentido

La misión de cada uno de nosotros,
Sobrevivir por encima del resto de las cosas.
Crear una burbuja de oxígeno respirable
Pagando cada uno su precio.
Las pautas del juego son fáciles de aprender. De cajón.
Casi me atrevería a decir que de sentido común.
El que desafía es eliminado.
Sólo continúa el sumiso.
Como si compras un mueble en Ikea,
La vida incorpora un manual de instrucciones
Para su óptimo funcionamiento.
Pero sin atención al cliente.
Todos buscando el arquetipo del progreso
Pero ¿dónde quedan las ideas?


Cenicientas en un mundo de príncipes bastardos
Comiéndose a los ratones y a la calabaza.
El que va en carroza es porque puede.


Bajo este cielo que nos vigila estrechamente
Como un hombre a su más fiel amante mientras duerme,
Este cielo avaricioso, cruel,
Sobre esta tierra manchada con sangre
Como la cama de un hospital clandestino,
Vamos clavando espinas,
Tejiendo el hambre,
Abonando rencores,
Despertando fantasmas,
Pisando sueños,
Perdiendo ilusiones,
Ahogando esperanzas,
Aflorando temores.


Si todos tenemos una meta,
Esa es averiguar el verdadero significado
[de las palabras.]




Quizá apostar por esta meta inalcanzable sin temer la posible condena. Forjar un camino por el que no sientas vértigo cuando las sendas sean profundas. Tu nombre, bandera de guerrero que combate sin armadura ni escudo, alzada sobre la exposición perenne al bien y al mal, a lo incierto y difícil de nuestras vidas. Que en el campo de batalla tu perfume taladre mi alma, parta las cosas que toque, envuelva mi boca hacia la eternidad de tu cuerpo…y por ti y tu ejército de infantes…obtendré la victoria.


Puede que tejer tus días, cuando emergen como una isla del océano de tus lágrimas, lluvia lisa que cierra tus ojos sin querer, deseando saber, oler y tocar, manchándome los dedos con la luz de tus mañanas. Tender la madeja que destierre las afectaciones alcohólicas del alma, sembrando el yermo corazón con semillas de ilusión, terreno de cultivo dónde ha de germinar tu esperanza. Que tus labios besen estas manos dispuestas a sudar con sangre por dar de beber tu sed, alimentar necesidades, abrigar sus sueños y cada cicatriz…será un suave recuerdo.


A lo mejor soplar el humo que oscurece tu mente, disipándolo con la brisa de un futuro dónde no queden sólo atardeceres manchados por la agonía del sol. Sostener cada escalón cuando subas, que tu miedo no agregue inseguridad a tus espaldas. Afianzarte cuando tropiezas con los que lo saben todo y tú te miras hacia dentro y sólo escuchas dudas, preguntas sin respuesta. Ir más allá de noches locas, incendiadas a mordiscos, pasiones fugaces fáciles de aceptar y que acaban llegando a orillas desiertas de responsabilidad y verdadera valentía.


O pensar que nunca hay quita, sino ven.
Que me quites la camisa y yo a ti el sostén. Que si el día acaba viéndote sonreír, al resto “que le den”.

¿Será algo eso? ¿Será todo eso?


Si tengo que elegir me quedo con dos de entre todas. No hay más revelación por descubrir que el significado de la más difícil, porque sólo contigo sería capaz de conocerla. ¿Qué significa amor?

Sólo sé que eres la atmósfera que necesito para sacar el jugo de las dos palabras que ocupan mi diccionario: la otra…nosotros. Sólo sé que tú, mi ángel perdido, eres el fuego que alimenta esta ambición desesperada por todo, siempre eres y serás la verdad de mí ser en cuerpo y alma.

Gritaría un Hallelujah por cada noche…A tu lado.

Y si con el paso del tiempo me descubro maldito, al menos te habré dejado claro que hubiese corrido cualquier riesgo con tal de haberte(nos) amado.


Para quien lucirá en mi antebrazo.

Sunday, December 02, 2007

Nuestra primera combustión






En pie, veo su cuerpo desnudo, de piel tostada, tembloroso. Ante mí. Lleno de deseo. Dispuesto a dejarse lamer, humedecer, pellizcar, morder, acariciar. Dispuesto a entregarse a mi esta noche. Dispuesto a hacer de esta noche una noche memorable. Como un quinto el día antes de partir al servicio militar. Descontrolado.

Y ella, complacida por mi mirada, dice: “Te toca a ti”.

Y seguimos el juego que no habíamos planeado. El de ir descubriéndonos por turnos mientras el otro mira. Me desabrocho la camisa despacio, haciendo la pausa justa entre botón y botón. Descubriendo mí pecho para ella sin prisas hasta que la camisa cae al suelo. Sonrío.

Ella, dice: “Más, quiero más”. Ella juega.

Y deslizo el cinturón alrededor de mi cintura dejando el botón del jean que llevo puesto ante sus ojos. Alguien debe haber dado el disparo de salida porque ella se incorpora de la cama y comienza a acercarse. No hace falta pararse mucho a pensar para saber que son sus manos las que han de igualar el marcador. Dejo que actúe a su antojo cada vez más excitado, cada vez con el pene más grande. Sus pechos tiemblan a la media luz de la lámpara de mesa. Y en pocos segundos, casi sin darme cuenta, siento su mano alrededor. Empieza a besarla por los lados mientras con un dedo me acaricia los testículos. Doy de sí todo lo que puedo y es en ese momento cuando se la mete en la boca. Al principio cubriendo toda su longitud, apenas rozando. Después hasta la mitad, pero prestando especial atención en la punta, que enrosca con la lengua para, acto seguido, lamer de abajo a arriba. Unos minutos así, mirándome a los ojos ardiendo de ganas. Y cuando estoy preparado la sujeto y la levanto pegando el pene a su entrepierna, rodeando su cintura con los brazos.

Empezamos a comernos la boca como si nos fuésemos a morir de sed. ¿Sabes la desazón de un niño cuando le empiezan a salir los dientes? ¿Cuándo aprieta las mandíbulas para aliviarse la sensación? Así estamos, desesperados por lamernos. Muerdo su cuello, muerdo el lóbulo de su oreja y ella gime. Ella se moja, me aprieta del culo contra sí. Mi sexo roza su vello púbico, rizado y perfectamente afeitado. Bajo los labios por su garganta, entre sus pechos y le empiezo a comer los pezones. Lentamente. El olor de su perfume se me mete en la sien mezclado con las endorfinas que libera su piel hecha manantial. Quiero comérselo, hacer que se corra con mi lengua lamiendo el clítoris, cada pliegue, cada centímetro de piel rosada. Cuando se lo beso arquea la espalda y me agarra del pelo con fuerza. Tan excitada que no tarda en llegar. Tan excitado que no puedo parar de pasar mi lengua por todo el espacio entre sus piernas. Se lo hace con mi boca pegada.


Sin perder tiempo, con movimientos tan precisos como los de una coreografía de ballet, queda tumbada en la cama conmigo encima. Húmedos y palpitando. Nuestras bocas quedan imantadas y no paran de abrirse, una pegada a la otra. Saltan chispas de nuestras lenguas al entrelazarse en besos tan lujuriosos y calientes que abrirían de nuevo las llagas de Cristo. Mi glande toca su sexo, cada vez más mojado por el flujo de su vagina. Nos miramos a los ojos y la penetro. Lentamente, abriéndome camino hacia su interior, descubriéndonos y adaptándonos el uno al otro. Soltamos débiles gemidos antes de derretirnos de gusto. Vuelvo a salir de ella. Vuelvo a hundirme en ella. Aprieto, aflojo. Sudamos, nos mojamos, nos ensalivamos. Subimos la cadencia y entre gemidos me dice:

“Por fin. Fóllame, fóllame hasta que no podamos más”.

Lo hacemos primero conmigo encima, pero estamos tan excitados, nos está gustando tanto, que no tardamos en invertir posiciones. Y soy yo el que queda debajo, con ella trepando por mis piernas hasta que llega a mi cintura y sujetándomela con la mano se la mete dentro. Es la esfinge mejor tallada que el hombre ha visto. No tarda en quedar en posición y empezar a mover el culo adelante y atrás. La tengo más dura que nunca, ella lo nota, apoya las manos en mi pecho y sin prestarme atención cabalga hasta el orgasmo. Por el grito que lanza al aire ha debido ser fabuloso. Después va dejando de moverse poco a poco hasta quedar inmóvil clavada en mi. Pasa una mano por detrás y desmonta. Cuando ve que pierdo un poco de erección vuelve a besarla, pero esta vez baja un poco más con la lengua dándole calor y humedad a cada poro de piel que encuentra a su paso.

Estoy a punto de reventar. La coloco con las rodillas y los codos apoyados en el colchón y quedo a su espalda. Es la primera vez que hago esto, pienso, cuando la empiezo a comer por detrás. No necesita lubricante, yo tampoco, y queremos dárnoslo todo. Me incorporo un poco, la agarro con fuerza de las caderas y se la meto así hasta llenarla de mí, hasta lo más profundo de su cuerpo. Tenemos la cabeza en una nube y follamos en esa posición un buen rato. Tan cachondos que no hace falta mirarnos para saber lo que queremos en cada momento. Fuera de sí. Fiebre en el cuerpo.

A mis oídos llega un “me corro” tan caliente que hace que acelere aún más y le agarre del culo con fuerza. Busco su clítoris con los dedos y lo acaricio con suavidad a la vez. Yo también estoy a punto. Justo al mismo tiempo me vacío dentro de ella. Mientras dura la eyaculación me echo sobre su espalda que queda empapada por el sudor de mi pecho y las pequeñas gotas que caen de mi cuello. Es el cielo lo que hemos tocado. La saco despacio y nos derrumbamos sobre las sábanas blancas sin sentirnos las piernas. Ella no se lo cree cuando me acerco, nos miramos sin aliento, con la cara colorada y siente ganas de abrazarme. Y después de limpiarnos un poco nos abrazamos sabiendo que no vamos a poder dormir en toda la noche. Que queremos estar así, rodeándonos con los brazos hasta el día del juicio. Es lo que nos quedaba y queremos volver a hacerlo mil veces más. Sólo una tregua hasta el próximo asalto. Tenemos todo el ring patas arriba.

Tan a gusto con nosotros mismos que no hace falta decir nada. No es un momento post coital violento, no hay ganas de salir por la puerta. Ni de dar excusas de ningún tipo para largarse. Sólo abrazos y besos suaves y suspiros y temblor de piernas y miradas cómplices y sonrisas enormes y le digo:

“Venga, a por el tópico”.

Y enciendo un cigarrillo para compartirlo con ella. Se lo paso y le da una calada soltando el humo después. Me lo pasa y hago lo mismo.

“Es uno de los mejores…cigarrillos de mi vida”- le digo.

Porque quiero hacerla reír. Como siempre. Es de lo que tengo ganas ahora mismo, justo después de haberle entregado, no mi semen, sino una parte enorme de mi corazón y alma, quiero hacerla reír.

Y sonriendo se da la vuelta para acercar el cenicero. Observo con ansiedad creciente su espalda morena y se me escapa:


“Podría estar horas haciéndote el amor antes de follarnos, cielo”.

Se gira con fuego en los ojos.


“Vamos”.

Si el porno fuese tatuarse, nos volvemos a tatuar la palabra amor en la piel.


Con los dientes apretados.

Su majestad

Dejo el poema que leísteis hace unas semanas,pero esta vez acompañado de la música de Chi-do.
Compañero,amigo,músico y sobre todo una de esas personas que arriesgan por y para el arte.Estoy convencido de que su proyecto de poesía y música tendrá éxito y reconocimiento por parte de la gente,tanto como el resto de anónimos que han colaborado en él,como yo lo hice en su momento.Y es que da gusto encontrarse con personas así y comprobar una vez más que el arte no hay por qué buscarlo dentro de un museo o en una casa discográfica.Chi-do autoedita sus discos,se compromete a hacernos más llevaderos los días,ofrece lo que hace de forma desinteresada y tiende la mano a cualquiera que tenga algo que decir.Cuando cabezas y almas como estas se encuentran el resultado suele ser de lo más interesante.

Desde aquí mi felicitación para él.Ánimo,gracias y a por todas.Mi respeto,admiración y reconocimiento ya los tiene.Por mi parte,un honor que lo seleccionara y lo pusiese en un marco perfecto.Lo que quieras,pídelo amigo.

Ya me direis.

Un abrazo a todos.




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Tuesday, November 20, 2007

Chin-chin

No sabía por dónde empezar, que salga lo que salga:



Hoy hubo lluvia de estrellas en los aquíes

Y fueron a parar a mi copa, relucientes como cristal

Perlas de alegría, nunca fingida,

A la hora de festejar lo que brilla por verdad…


…Por verdad, el cariño, la sonrisa, el brindis encabritado

De un golfo que hoy se siente un poco más loco

Por saberte en sus malas y buenas horas…


…Buenas horas, las leídas, las escritas,

Las habladas sin abrir la boca,

Y que canten los pajaricos sus bulerías

Que si entra hambre a mediodía

Tenés un poco de mi sopa fría…


…Sopa fría, y que más da, una vez en alta mar

Beben ron los piratas, y en esta barcaza de hojalata

No hay temor a naufragar.


Que si piden los vientos libertades

Y suenan tangos por soledades

Acá tenés una guitarra, que aunque esté en otros parajes

Es un placer hacer sonar…


…Hacer sonar en mis dedos

Soplando después cada nota

Y que vuelen por los cielos

Hasta tu fiesta llegar…


…Y llegando a este momento

Así he de marchar, a mojarme el gaznate contento

Con un poco de champagne, a tu salud, putita,

¡Por la amistad!



No podría vivir sin música. Acá te dejo dos, para que acompañen el jolgorio. Hoy España se viste de Porteño. ¡Salud, compañera, por todos los que quedan por cumplir!




Friday, November 16, 2007

El gran salto

Señoras y señores, asiduos de este lugar y grandes estimados. Notarán a partir de ésta que la frecuencia con la colgaré entradas en El Gato y la Luna será menos constante. Eso no quiere decir que pasen meses entre ellas, pero sí que apareceré menos que hasta ahora. Desde hace mucho tiempo siento la necesidad de contar historias, unas veces van acompañadas de acordes y otras de teclas. Ustedes participan de las segundas, y a esas voy a referirme.

Cuando conocí esto de los blogs, pensé: Oye, ¿por qué no?

En aquel momento parecía una buena idea y a día de hoy me alegro de haberla llevado hacia delante. Recuerdo a los primeros en dejarse caer por aquí: Don Pimienta y Don Nimepeino. Vinieron Malena, Calma, Pau, Eritia, Iralow…Tremendo, J, Ana…bueno, todos los que habéis formado parte de esto en algún momento. Siempre dejando comentarios, muchos de ellos sorprendentes para mí. Nunca he querido hacer caso de cierto tipo de cosas, pero he aquí que no habéis sido los únicos en los que me las he encontrado. Y a base de animarme tantas veces se me ocurrió presentar un par de relatos a concurso. Una forma de hacer el bobo como otra cualquiera, pensé. Por probar que no quede. Ya que los tengo escritos…y bla bla bla, ya sabéis.

Y resulta que gustaron. Y resulta que conocí gente que se dedica a esto. Y resulta que me veo envuelto ahora en lío de tres pares de narices.

El lío es que me han y habéis convencido. Sí, por mal que suene así es. Hay una editorial interesada y empeñada en que escriba algo que pase de las 150 páginas manteniendo la misma “fuerza” – lo llamaron- hasta el final, hasta el The End. No tengo ni idea de cómo hacerlo porque NO soy escritor. NO he dado clases de escritura narrativa ni NADA por el estilo. Sólo cuento historias. No sé cómo llevar a cabo eso de ser “un soplo de aire fresco” o “novel vertiginoso” -lo llamaron-. La expectativa me hace temblar y si está puesta en mí mucho más. Esto ya no es escribir una entrada a lo loco, ni un relato coherente con una línea argumental más o menos interesante. Esto es un lío de tres pares de narices al que he dicho: sí. Y gilipollas de mí, me encanta.

¿Dónde llegará todo esto? Lo único que puedo decir es que no quiero quedarme en el intento ni preguntarme dentro de diez años qué hubiese pasado. No sé si es buen momento, pero es el momento. Así que, aunque sé que me va a costar -sumad la vida "real"- mucho tiempo y neuronas (posiblemente para nada): allá voy.

Y por el afecto que os tengo a vosotros y ser parte muy importante de mi ánimo, os dejo el primer borrador de lo que espero sea el prólogo de otra de esas historias. Ojala que esta vez con final feliz, para quien la escribe: Servidor de ustedes.



1



Esto no debería empezar así.

Es lo que diría cualquiera que viese el revolver encima de la mesa. Al menos cualquiera que no hubiese participado en todo esto. Es lo que diría quien lo viese desde afuera. Incluso alguno entre ellos pensaría que no es forma de comenzar. Claro, que ellos están muertos y no pueden decir nada; pero de poder hacerlo, de poder subir las escaleras y entrar en este sitio, diría: Esa no es forma de empezar.

El Gordo Tabacoso, diría: Antes de esto, deberías presentar la escena. Detallar al milímetro esta habitación. Plano americano y travelling derecha-izquierda para pasar a un primer plano. Diles que yo os dirigía, lo bien que quedaban las escenas. Nunca dejaba un detalle sin plasmar. Mi forma de decir: ¡corten! Que era un gran director. Diles, diles…

Aunque para ser sinceros, no me agrada la idea de tener que empezar de esa forma; si no necesario, quizá si sea conveniente hacerlo. No por el hecho de que haya mucho que contar, seguro que todo el mundo se ha hospedado en un sitio como éste alguna vez, sino más bien para aclarar por qué lo elegí.

Me encontré con el anuncio por casualidad. Estaba tomando café en Tartypas, la cafetería dónde solíamos ir después de cada rodaje, sentado junto a la cristalera que daba a la calle. Teníamos una semana de descanso forzado hasta que arreglaran la cámara con la que grabábamos y como todo el trabajo de edición y montaje corría a cargo de Jorge, llevaba tres días sin pisar el estudio. Tiempo que dediqué casi exclusivamente a leer un par de libros que me habían regalado por mi cumpleaños y que aún tenía pendientes, y a incrementar mi deuda con el tío que nos pasaba las anfetas. Dejé el primero a medio leer, un rollo místico sobre meditación oriental que acabó por aburrirme y pasé inmediatamente al otro, titulado “Placeres del sexo anal: Del culo a la boca” que me pareció muy interesante. Mientras aprendía cómo dilatar el agujero de atrás con la lengua antes de pasar a la penetración pedí un trozo de tarta de queso cubierta con mermelada de arándanos y una segunda taza de café bien caliente.

Corté un trozo de tarta con el tenedor, procurando que la capa de mermelada no se quedase en el plato y me lo llevé a la boca. Mientras aquella maravilla esponjosa se deshacía en mi paladar pensé en aquel rumor tan sonado de años atrás.

¿Recordáis aquel programa de televisión? Aquella historia de la niñita. El programa había metido una cámara oculta dentro de su guardarropa porque un cantante famoso iba a aparecer de improviso en su casa para darle una sorpresa. Creyéndose sola en casa fue al frigorífico a por un tarro de mermelada mientras el zoom de la cámara barría las paredes cubiertas de posters, al punto de no saber el color de la pintura del cuarto. La familia tenía un perro, un chucho de pelo largo sin raza. Cuando la cría regresó al cuarto abrió el tarro y, con íntima complicidad, llamó al perro mientras empezaba a abrir las piernas…La sorpresa se la llevaron los padres y los directores del programa, que fundieron a negro al instante. El público no daba crédito. Todo el mundo pasmado.

“Pasamos a publicidad y en seguida volvemos” – alcanzó a decir la presentadora con la boca abierta en una mueca como de muñeca hinchable. Es lo que pasa cuando emites en directo. Te arriesgas a que a crías sin apenas vello púbico les de por jugar con sus mascotas. Nadie supo a ciencia cierta qué había pasado, pero todo el mundo lo dio por sentado.

El Empalmado, diría: Es lo que te digo siempre de la imaginación. La imaginación es un arma poderosa. No hace falta un metesaca en primer plano para poner a tono al personal. Eso pasó a la historia. La gente quiere ver cosas que no ha visto nunca, quieren desatar su morbosidad en la intimidad de su cuarto frente a un ordenador. La gente quiere ver incestos, pollas monstruosas, tías con tres tetas y cosas por el estilo. Dales una puñetera cría con un bote y un perro meneando el rabo y les tienes suplicando a tus pies. Ya sabes de qué hablo. Cuéntaselo…

La camarera con mechas, de unos cuarenta, se fijó en una foto del libro y mirándome de reojo, algo ruborizada, me hizo un gesto negativo con la cabeza. No era lugar para eso. Cuando volvía a la barra con la bandeja, no pude evitar mirar su prieto trasero y preguntarme si ella también tenía un chucho en casa que sustituyese a su marido cuando este saliese a trabajar. Bebí del café, me encendí un cigarrillo, cerré el libro y miré a la calle. Hacía un siglo que no me sentía tan relajado, o eso me parecía. Por la Plaza Mayor la habitual escena de las once de la mañana: gente vestida de traje entrando y saliendo de bloques de oficinas, estudiantes saltándose sus clases en la universidad, señoras cargadas de bolsas llenas de comida y ropa, colas en los cajeros automáticos, mensajeros a la carrera…todo el mundo ocupándose de sus asuntos. Encendí otro cigarrillo y empecé a hojear el periódico local.

Política, nada. Opinión, nada. Actualidad, nada. Sucesos, nada. Ofertas:

“Se alquilan cuartos para una persona en zona Hospital, junto al parque Gasset. Barato, pensión completa, amueblados. Apartados del ruido del centro. Ideales para gente tranquila y estudiantes serios. Abstenerse inmigrantes y prostitutas”

Y un número de teléfono. Me decidí porque estos siempre echaban pestes de esa zona. Si había un sitio donde jamás pensarían encontrarme era allí. Además, la ausencia de drogas y putas jugaba a mi favor.

Entonces alzo la vista y miro alrededor. Después de dos días encerrado aquí dentro es la primera vez que me fijo en el cuarto y la verdad es que acostumbrados a los hoteles de lujo que frecuentábamos esta habitación es para echarse a llorar. Hace dos meses estaría tirado en una cama de dos cuerpos con un colchón Bultex masajeándome las lumbares y bebiendo un Perrier Jouet como quien se bebe un vaso de soda. Así nos lo montábamos. Seguramente pediría algo de comer al servicio de habitaciones y me pasaría la tarde mirando catálogos de Dolce, Viceroy, Armand Basi o Gucci.

Miss Garganta Profunda, diría: empieza con lo que llevas puesto encima, tu corte de pelo. Olvida los zapatos, son horribles, pero diles que fui yo quien te eligió la ropa. Diles como solía ir vestida yo. No había nadie que luciese así una falda. Háblales de mis bolsos y complementos siempre a juego. Cuéntales lo preciosa que era, por favor…

Miro el cigarrillo que se consume apoyado en el cenicero. Antes de que el fuego siga devorando el papel y haga desaparecer el nombre que aparece sobre la colilla como irán desapareciendo los nuestros. Apurados, exhaustos, consumidos y dejando en el aire un olor intenso a nicotina y alquitrán que durará tan solo lo que otro cualquiera tarde en abrir la ventana. Entonces todo rastro de que alguien fumó aquí desparecerá. Como nosotros. Sólo humo.

Todos, dirían: Antes de esto deberías describirnos, ubicarnos, contar ¿qué? ¿Quién? ¿Cuándo? y ¿por qué?

Dirían: Ya sabes.

Sí, lo sé. Es más, es la única forma de que me dejen tranquilo. De dejar de escuchar sus voces, todas a la vez, rogándome para que les ponga a unos delante de otros como actores principales, como estrellas del reparto. Oigo sus voces impacientes, apremiándome y en honor a ellos, a cuanto ha sido y a la forma en la que ha sucedido todo debo empezar esta historia así: deprisa.

De la misma manera en la que lo hemos vivido. De la misma endemoniada forma en la que todo se ha ido al traste. Igual de rápido que utilizaré esta pistola cuando haya acabado si no pasa algo que me detenga. Y los sigo escuchando.

Dirían: Adelante.

Dirían: ¡Acción!

Wednesday, November 07, 2007

Relatos enzarpados (3 y último): A tí,lector

Me gustaría decir que no. Pedir perdón. Si pudiera decir que no, solo por una vez decir…


Que no cansé de intentar ser mejor.

Y he llegado a la conclusión

De que cuando muera

Por mi calavera

Ya saldrá alguna flor

Que cada vez que anochezco, me dicen:

Vas a peor

Y de importarme dejó.

Cuando rían porque me falte

Algún diente

Entre dientes me reiré yo

.

.

.

Me gustaría decir que no

Que no ando solo por las calles sin alcanzar a ver.

Que no me vence la sed.

Ya no temo perder la fe

Porque no me queda fe que perder.

Decir

Que he dejado de buscar dónde agarrarme

Antes de oxidarme

Entre piernas que, si soy sincero,

Demasiado nunca llegan a importarme.

De clichés sobre afectos baratos

Intento zafarme

Prefiero hacer de las camas

Tierras de nadie

Para después de follar poder largarme

.

.

.

Decir

Que no me suda la voz

De tanto decir que no

De cuánto tiemblo al oír

Las cosas que quieren, que esperan, que temen de mí.

No me asusta subir a esta noria

A estas alturas, de etiquetas,

Alcurnias y hostias

Aprendí a sobrevivir

Y ya no anegan mi memoria

.

.

.

Y yo qué le voy a hacer

Si llevo a cabo lo que firmo y tú no.

Si a veces me siento a pedir perdón por existir

En medio de tanto dolor.

Si me sé yo mismo a veces tan hijo de puta, a veces un sinrazón.

Si no te juzgo y todo me parece bien.

Si no saco nada en claro de lo que en mí llamo yo.

Si ahogo mis penas en una canción. Si le brindo al mundo cuando soy perdedor.

Si puedo dejarte ir cuando más te amo y si puedo quererte cuando me rompes el corazón.

Si soy capaz, si me quema, de escupirle al sol

.

.

.

Te juro que me gustaría decir que no. Pedir perdón. Decir que no, solo por una vez, que no.

Solo por esta vez,

Que no estoy enganchado sin remisión

A

A esta maldición

…que mal llamamos…

Vida

Y a su

Terror.

Y, sin embargo, no puedo.

No consigo dejar el hábito de fumarme lentamente

Toda esta putada en la que estamos metidos

Y

Yo.

Sunday, November 04, 2007

Relatos enzarpados (2): Carnaza

Tenemos Audis y Volvos y BMW. Cruceros por el Caribe y piscinas climatizadas. Ropa de marca y muebles Stressless. Vajillas Arcoroc y colchones Bultex. Ternera Wellington, lubina y pollo Tetrazzini en bandejas de plástico blanco con cierre transparente lista en cinco minutos con microondas. Liftings y ortodoncias y cinturones tonificadores de abdominales. Televisores de plasma y baños con hidromasaje. Tarjetas de visita con filigranas de oro y sábanas Vianney y Rolex siempre puestos en hora.

Leemos a Murakami y a Tolstoy y a Nietzsche y entendemos de qué va el rollo. Vemos a Wong Kar Way a von Trier a Ang Lee y desmontamos sus argumentos con facilidad. Sabemos que Bach, Beethoven y Wagner, fueron piezas clave en la evolución de la música académica occidental. No hay exposición lo suficientemente underground a la que faltemos. Conocemos a los últimos talentos en ciernes. Sabemos la forma y uso de los dieciséis cubiertos que ponen delante de nuestras narices en un cóctel de alta alcurnia.

Somos adalides de nuestra generación. Estamos a punto de caramelo. A dos peldaños del fin último. De la realización personal.

Somos el gran premio. El boleto premiado con el millón de dólares. Estamos a dos peldaños de Dios. No, qué se joda Dios. Vivimos, y por lo tanto somos, mejor que Dios. Dios debería bajar a servirnos el té en nuestro juego de té Johnson Brotters antes de irnos a jugar al paddle al club de campo.

Tenemos y sabemos de todo…

Y estamos enganchados al Xanax porque no podemos dormir. Al Vicodin. A la lectura compulsiva de revistas de cualquier tipo para no quedarnos atrás en nada. A la última droga de diseño para no quedar desfasados. Al Botox y a las tablas de ejercicios para no dejar de ser admirados. No queremos que dejen de admirarnos. Nos fascina el público, que nos pregunten, que nos adulen, que nos envidien. Queremos estar en el grupo de gente a quien espiar. Nunca tenemos suficiente.


Conocí a un tipo que quería ir más lejos que nadie. La realización final. El más aventajado. El nivel más elevado. El acto definitivo.
Y se metió una pistola en la boca y se pegó un tiro.

“Superadlo” –dejó escrito.

Lo enterraron en un ataúd Cofani Funibri, siempre le había gustado lo italiano. Una semana después hubo varias bajas más en el club de campo. Los familiares de la gente pedían ataúdes a la casa italiana de forma conjunta. Para ahorrar costes de envío.

Queremos ser perfectos.

Y no te das cuenta de que: Por mucho que te esfuerces no llegarás a ser perfecto. Es eso lo que nos hace seres imperfectos. El miedo a reconocer que en nuestra finitud llegará el momento en el que tengamos celulitis, estrías, michelines, arrugas, más pelos saliendo de nuestra nariz y orejas que cubriéndonos la cabeza…y nos iremos olvidando de todo y nos temblarán las manos y no se nos levantarán las pollas ni se nos mojarán las vaginas. La lucha contra el hecho futuro, la certeza, de que nuestra carne colgará algún día y acabará por pudrirse bajo un puñado de tierra.

No somos ejemplos a seguir, ni fascinantes ni ideales ni irrepetibles ni únicos. No tememos a la muerte como final. Al fin y al cabo sabemos que entra en el lote. Cuando naces ya te estás muriendo, lo que hay en medio es una suma de variables. De posesiones y palabras y actos y conocimientos que dejarnos.

Tememos no ser recordados, pero te olvidas de algo: tampoco somos memorables.

Somos el nombre que va detrás del nombre de alguien. Somos la cara tras la cara tras la cara del resto. Estamos hechos de la misma materia erosionable que todo lo demás. No somos el premio gordo que Dios puso en la tierra. Ni el boleto premiado.

No somos una cifra de bonitas formas.

Somos imperfectos, cortantes, hechos a trazos inacabados.

Somos números impares.

Somos...









Monday, October 29, 2007

Relatos enzarpados: When you´re strange...

Para todos es el del segundo B. El ermitaño, el introvertido, el tímido. El raro. La gente no tiene ni idea de lo que quiere, pero sabe lo que no quiere de forma rotunda. A él no le quieren en el bloque principalmente porque no le conocen. Todo sería más fácil si supiesen su nombre, o en qué trabaja –si es que tiene un trabajo fuera de ese piso- o dónde compra, o dónde ha estudiado, o cuándo va al cine, o si le preocupa que el recibo de la comunidad vaya a subir el mes próximo. Cosas así. Todo un mundo. Su mundo. Pero aún no saben nada de él.

La gente tiene miedo de que no sigas la corriente. De que no veas el último reallity televisivo. O no vayas al gimnasio. O no te rías de sus bromas. Tienen miedo de que andes a tu aire. Es saber que estás marcado lo que hace que te saluden. Ganas su respeto por compartir sus pecados y no por quedar libre de ellos. Por compartir sus pecados y fobias. Por vivir una vida calcada a la suya.

Es el eterno miedo a lo desconocido. Es el recelo que provoca. Es la violencia en que deriva.

La gente no quiere que les soluciones sus problemas porque es todo lo que tienen. Si les quitas eso sólo les queda lo inexplorado. El recelo a lo incierto, a arriesgarse, a ir a mejor. Eso, en muchas ocasiones, aterroriza. La gente habla de lo mal que les va, bla bla bla bla…pero, en realidad, no quiere que les saques del apuro. Correr riesgos. Miedo a ser feliz. A ser libre.

No puedes vivir en una pequeña ciudad e ir meando fuera del tiesto siempre porque al final le pringas los zapatos a alguien. Le vas a tocar los cojones a alguien te pongas como te pongas. Hay veces que te cortan el chorro antes de que eso pase. La gente prefiere tener que llamarte la atención por algo a no saber de qué palo vas. Nunca van a dejarte tranquilo. El error es pensar que no les importa (s). Importa, y mucho. En este mundo el miedo no radica en la posibilidad de tener que pasar tu vida solo, sino en saber que no van a dejarte hacerlo si así lo decides. Esa opción no es valida.

La gente necesita estar etiquetada. Hay unas etiquetas mejores que otras.Todos conocen al: Ingeniero industrial, al otaku, a la super estrella del cine, al padre de familia, a la ama de casa, al skater, a la abogada, al parado, al banquero…son etiquetas mucho mejores que violador, asesino, terrorista, calienta pollas, pederasta, gordo, infiel, analfabeto, cornudo, mentiroso, paralítico...Nadie conoce a esos.

El chiste consiste en que las etiquetas, como los cromos cuando eres un crío, pueden intercambiarse de un día para otro. Hay quien de tantas como ha coleccionado pierde su identidad. O quizás todos tengan decenas de identidades y prevalezca una de ellas sobre el resto, pero eso sólo dura un tiempo y los cromos se van deshojando en la superficie.

Capa a capa.

Lo grave no es que la gente no se entienda, es que ni siquiera para dos segundos a intentarlo. Inténtalo y lo que oirán serán graznidos de cuervo. Inténtalo y tu voz sonará como el pitido estridente de los coches en un atasco. Es mucho más fácil clasificar, requiere menos tiempo. Este mundo empezó a irse a la mierda cuando la gente se empezó a juzgar, unos a otros. Todos jueces y jurado con diferentes veredictos. Lo cojonudo es que nunca nos auto culpamos y condenamos. La única verdad es la verdad que quieran venderte. La tiene quien mejor te la venda.

Así actúa la gente.

No puedes estar codificado para el resto. La gente no permite eso. Nunca.


La peor etiqueta que puedes tener es una en blanco.


Nadie conoce la etiqueta del vecino del segundo B. Del ermitaño, del introvertido, del tímido.

O como todo el mundo le llama: del raro


...People are strange, when you´re a stranger...



Tuesday, October 23, 2007

El Señor de la Guerra


Fragmento del testimonio de guerra de Francis J. Fitzgerald (Sargento de Primera de los Marines de los Estados Unidos):



"¿Si me volví loco? Estaba nervioso, sudando, sin aliento. Llevaba una semana borracho y buscando gresca cada vez que salíamos de la base. Había perdido tres dientes y el resto me bailaban medio encajados en las encías. Escupía sangre. Tenía el estomago deshecho y vomitaba todo lo que comía. Jugaba a la carta más alta bebiendo chupitos de gasolina. Qué se jodiesen los petrodólares, qué se jodiese todo el mundo. A veces comprábamos pegamento. Inhalar goma te ayuda a aclarar las ideas, afloja el gatillo de un arma.

Disparaba contra la oscuridad toda la munición en cada guardia esperando acertar a alguno de aquellos hijos de puta. Quería matarlos a todos. Acabar con toda la población irakí en diez kilómetros a la redonda. Quería salir de allí. Volver a casa fuese como fuese. Condecorado o en un ataúd. Somos Marines, somos la Guardia Petroriana de vuestros cómodos culos.

No estaba loco sino cabreado. ¡¡Joder, estaba MUY cabreado!! Quería masticar tierra… ¿loco?..¡Qué coño!…sigo con vida.Y ahora,si vuestra dolida moral os lo permite,poneos en pie y empujad este maldito trasto."










Monday, October 22, 2007

Sin título

A todos los que me habeis dejado muestras de cariño en el mail y a los que teneis ganas de seguir aguantándome (cosa que creí más que improbable).



Gracias.

En breve arrancamos.

Maik,Calma,Malena,Tremendo,el que no se peina,Eritia,J,Pau,Rocanlover,Iralow y todos los/as demás:Nos leemos.

Tuesday, May 15, 2007

Da igual


Que el insolente sol ponga despedida a una noche de solteros prendiendo las colillas que quedan en el suelo y que se barren a los postres.

Que sea gris el asfalto que bordea las cínicas esquinas de una ciudad cada vez más ermitaña robándole las putas con sida a la madrugada.

Que haya muñequitas vestidas de Prada rotas a bofetadas por niños pijos que entienden por visas el amor.

Que empiecen a colgar en azoteas oscuras enredaderas en las que pongan a secar sus miserias las porteras de cada una de las colmenas de esta vida malpagada a plazos.

Que la urgencia de los amantes abandone lejanas islas huérfanas de mar para devenir en los cantos de sirena de blancas ambulancias.

Que se venda al por mayor esa idiotez de que hay pieles coloreadas de ilegalidad.

Que el orgullo de las banderas aumente la sordera de los que no escuchan a los que piden como única patria la primavera.

Que enfermen las quinceañeras cuando ven en endémicas pasarelas los cuartos traseros de princesas pagadas por vomitar si quieren seguir en la fiesta.

Que se curen en salud los desahuciados del alma con champagne, coca y anfetas.

Que para algunos el calendario cambie las fiestas de todos los santos por el calvario de cómo llegar a los finales de unos meses que no consiguen ser del todo tachados.

Que de no abrazar haya tantos mancos.

Que se asiente la locura de los pragmáticos en los cafés de los poetas borrando los versos de las cartas por sustanciosas finanzas en letra impresa.

Que ronden los fantasmas las alcobas de los que se acuestan a solas arrastrando sus cadenas de derrota.



.

.

.


En estas semanas que pájaros negros colgaron sus nidos en mis sueños, que respirar era exhalar un futuro incierto, que escuché que lo único que quita la posibilidad me podía estar pisando los talones, me ha dado igual casi todo.

Dicen que sólo rescatas del torbellino lo que es verdadero. Y entre las cosas que salían a flote, estabas, como siempre, tú.

Thursday, April 19, 2007

Geometrías: Entre otras cosas...

(Quizá lo importante,quizá no.No obstante y mientras "completo" todo lo que espero ser.Siempre vas a tener miles)




Yo, soy el motor que te hará seguir

La autopista que te llevará de regreso a casa.

Yo, soy la luz que brillará en la calle

Cuando sales del bar a oscuras

Ardiendo en cada esquina de luna.


Yo, soy el sol amaneciendo

Brillando salvaje cuando busques el norte.

Yo, soy el nuevo cielo de esta noche

Colgando estrellas cuando te escondes

Dividiendo el día de la noche.


Yo, soy tu garita cuando pernoctes

La bala que viaja a través de tu tiempo.

Yo, soy el infinito de tu nada

La suma de todas tus miradas

Cuando el miedo paraliza tus zancadas.


Yo, soy el poeta que pone pasión

Quitándole a tus filósofos la razón.

Yo, soy la sed que no matas en cantinas

Los besos que reparten las esquinas

Poniendo gratitud a alevosía.


Yo, soy la esquiva inspiración

Cuando no lleve tu letra una canción.

Yo, soy la mezcla en poción

Ardiendo al tragarla en tu interior

Resolviendo cada crucigrama del corazón.


Yo, soy el enemigo a ultranza

Asesino de todo lo que te daña.

Yo, soy cárcel de tu tristeza

Caja para llevar las mercancías

Que no te dejen dormir tranquila.


Yo, soy el fuego incontrolado

Prendiendo los leños mojados.

Yo, soy el número al que acudir

Si la vida un día se accidenta

La frontera si te da por huir.


Yo, soy la piel en latido

Sudando los sin sentidos.

Yo, soy el oeste sin fin

Sillón preparado a conciencia

A recibir el sur de tus caderas.


Yo, soy si ríes, lloras,

Si te sobra pena, si te falta alegría

Testigo de cargo de tus crímenes

Cruz de tu absolución.

Quizá libertad, quizá prohibición

De alma, de amor.

Lo único sin dudas es que

Yo, soy tú, en cada ocasión…



Y



ya



veremos


si


más...








Hace casi un año que empecé esta historia del blog, ahora mismo me sale vestirme de párrafo de canción y como dice Joaquín…

Preguntarme entre letras: ¿Quién coño me ha robado el mes de Abril?

Sunday, April 15, 2007

Myriam Barada:Ángel y Artista

Una vez dije que para mi el arte, y seguramente será una de las peores definiciones que vayáis a escuchar nunca, entre otras muchas cosas, consiste en concretar lo universal y abstracto. Puse como ejemplo “El Grito, de Munch”. Todo el mundo que conozco, al ser preguntado sobre qué era lo primero que les “decía” la obra respondía: Angustia. Munch, en mi opinión, reflejó ese concepto no palpable en su lienzo. Hay poquísima gente capaz de hacer algo así. Los llamamos artistas. Unos sobre papel, otros con un instrumento, un bloque de mármol, una cámara de fotos, una interpretación, un rodaje, con la voz, con unos pinceles….

La mayoría de nosotros no disponemos del Don necesario para expresarnos de esa manera. Ciertamente hemos sentido, sentimos y sentiremos esos “conceptos” ya que de otra forma no nos sería posible reconocerlos cuando los vemos o escuchamos. Los llevamos a cuestas sí, pero lo más que alcanzamos a decir es “me gustaría que supieras cómo me siento” o “si pudiera expresarlo” y así un largo etcétera. Ellos tienen esa gracia en sus manos y dejan para el resto un “ahí lo tienes” que nos deja mudos y que se nos graba de forma indeleble en la memoria y el corazón. Creo que es otro estado de existencia, otro nivel. Están varios peldaños por encima de nosotros y por eso es difícil en numerosas ocasiones que les entendamos. No es culpa nuestra, desde luego, simplemente no llegamos y no tenemos la misma percepción que atesoran respecto a lo que nos toca vivir. Son seres únicos.

Cojo esta premisa, todo lo que acabo de decir, y no dudo cuando digo que:


Myriam Barada

y arte

se funden en uno.


Tener la oportunidad de acceder a sus cuadros (sus manos son sólo una parte del inagotable conjunto y no su único Don) es algo maravilloso. Se caen todas las máscaras que nos pongamos. Son encuentros cara a cara con el alma. Hablas con ella: te cuenta y le cuentas cosas. Te desnuda: es imposible no sentirte sin ropa. Te toca: no puedes evitar que te acune. Te regala: momentos que no te cansas de repetir. Y, por supuesto, te abraza: aprieta todo a tu alrededor. Lo demás es tan incomprensible como su belleza externa e interior.

A veces tomamos decisiones que sólo nosotros entendemos. No encontramos nuestro lugar. A veces el mundo no es suficiente y somos ángeles. Y sin culpables decidimos marchar. Dejamos lo eterno de nosotros para que otros lo puedan disfrutar. El llanto del principio parece no tener final. Nunca cae en el olvido para quienes quedan detrás. Como el arte, hay amores infinitos y por increíble que parezca nunca morirán.

Yo no soy artista, por eso no alcanzo a encontrar palabras que expresen qué supone para mí que Myriam me haya acompañado hasta aquí. Soy torpe, un borrón en su paleta inconmensurable, una palabra sin sentido intentando decirle que el honor que siento hoy no se le da ni a las grandes celebridades. Por eso he decidido que desde este momento todo el mundo que visite esta casa de papel digital tenga acceso a ella poniendo la entrada de más abajo en links como primer enlace. Es mi discreta, ínfima, modesta e insuficiente forma de hacer homenaje a su grandeza: porque pertenece a esos seres únicos este...



Ángel de presencia eterna.



***




A vosotras: Sentidme cerca, que aunque estos días he estado así, podéis decir que estáis entre quienes mejor me conocen. Con todo mi respeto y admiración a Myriam, encontrad en estas palabras muestra de todo lo que os he dicho desde hace tiempo. De forma diferente, pero con amor en ambos casos…mil besos.

A Myriam: El resto, las no palabras y lo que no he escrito esta mañana estoy convencido que lo has escuchado. Tenemos gran parte de lo mejor de ti. Sé qué habría pasado y sí: Si un día suena mi nombre sonarán campanas celestiales, te lo aseguro (aunque sólo nosotros entendamos lo que digo).


Saturday, April 14, 2007

El Arte de Myriam Barada...

...A quien dedicaré mi próxima entrada,totalmente conmovido.Vaya por delante todo el cariño que puedo sentir a S. y todo a ti.



Mundo Loco

Hoy tengo el día y recordé esto.Nunca sé qué decir cuando escucho esta canción,sólo se me eriza la piel y enmudezco un rato.Os dejo la letra traducida al castellano aquí.

Que la disfruten.

Wednesday, April 11, 2007

Trabados (continuación 8)



"Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería. Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo. No diminuye el terror de la caida, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror. Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor. Es la única cosa que puede detener la caida de un hombre, la única cosa lo bastante poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad" Paul Auster 'El palacio de la luna'


Chapter Nine: Epílogo



Cristina no hubiese soportado un viaje tan largo sin resentirse y yo me negué rotundamente a que nos acompañase. Estaría presente en nuestros corazones y, como buenamente pude, logré convencerla de que lo mejor para todos era no tener más sobresaltos en una temporada. Al volver, yo mismo le contaría con todo lujo de detalles cómo había ido. Lo más grande que podía hacer por mí, el mayor acto de su cariño, sería mantenerse tan bien como pudiese hasta nuestra vuelta, y le prometí que en cuanto pudiese hacerlo volveríamos de nuevo y sería ella misma quien eligiese un enorme y precioso ramo de flores. Aceptó a regañadientes.

No puedo decir que conociéndonos esperase un cortejo fúnebre común a esos pueblos enclaustrados en mitad de la Mancha. Aunque ni mucho menos nuestro ánimo dentro del coche fuese el de malabaristas, domadores y payasos al llegar a una nueva ciudad, allí metidos, bajo aquellas circunstancias, como sardinas en lata poseíamos cierto aire cirquense.

Paula conducía sin prisas, disfrutando de unos parajes nuevos para ella. Preguntando que rumbo tomar en cada desvío. Lejos del formalismo, iba ataviada con una blusa verde manzana y una falda vaquera que le daban un aspecto arrebatador. La única forma de saber que aún con todo estaba algo nerviosa era el espaciado pero continuo cambio de emisora al que nos había sometido desde que salimos, pero para eso había que conocerla muy bien y yo preferí no hacer ningún comentario al respecto.

Quizá fuese la expectativa por saber si mi padre estaría verdaderamente en aquel cementerio. O quizá el miedo a mi reacción cuando me encontrase con su tumba después de todo por lo que había pasado meses atrás. En cualquier caso me reconfortaba el tacto de su mano sobre la mía cuando la cogía de vez en cuando. Lo hacía cada vez que me quedaba absorto mirando por la ventana, aunque a decir verdad, el pensamiento de su copiloto estaba muy lejos de dónde ella imaginaba. Estaba justo detrás de él. En el Señor Existencia Imposible.

Nunca volvería a ver a Víctor con aquella mirada en mi vida. Embebido en si mismo, como si lo única verdad bajo el cielo estuviese esperándonos. Fue él quien tomó la decisión de acompañarnos preguntándonos si estábamos de acuerdo y nos pareció perfecto. No obstante, con cada kilómetro que dejábamos atrás se iba acercando el momento y como no sabíamos a ciencia cierta que era lo que se le pasaba por la cabeza preferimos dejarle “solo”. Decidió, eso sí, engalanarse sobremanera.

“Siempre hay que estar perfectamente vestido y perfumado cuando se tiene una cita, muchacho, y esta es una de las mayores de nuestras vidas”.

Así que, entre malas recepciones de diferentes emisoras locales, un aire espantoso que entraba por el costado derecho del coche y pequeños gestos y silencios de ánimo, el circo formado por Paula, Víctor y Mikel iban derechos a encontrarse con Oscar Zalayeta.





***






Bajamos por un camino de piedra flanqueado por largos cipreses y guiados por el encargado de abrir y cerrar el cementerio. Un lugareño tan pequeño y robusto como parco en palabras que al escuchar el nombre de a quien intentábamos localizar puso cara de sorpresa. Nos contó que nadie en muchos años había bajado hasta allí y quiso saber si éramos parientes. Al presentarme como su hijo me saltó con un “ya iba siendo hora” que me dejó tiritando unos segundos.

Era una lápida gris moteada de negro. Sin artificios y con las iniciales medio borradas por la intemperie. La rodeamos acercándonos lentamente casi en procesión y nos quedamos un largo rato en silencio. Obviaré, y me disculpará quien en un futuro lea esto, poner énfasis en la descripción de la escena. Guardo aquel momento, y sólo aquel momento de toda esta historia, para ellos y para mí. Cada uno dijo algo y no recuerdo cuánto tiempo después dieron el aviso de cierre. Víctor dio un pequeño rodeo para dejarnos subir el camino de regreso solos.

¿En qué piensas? – me preguntó.

Quiero que me des la mano. Sólo eso. Coge mi mano, Paula, es lo único que necesito para convencerme.

Claro cielo – y me la apretó hasta que pude sentir su calor de la forma en la que tantas veces había anhelado – pero ¿convencerte de qué?

De que todo gira hasta llegar aquí, a este momento. A ti y a mí. Al sueño. De que no hay Existencias Imposibles.





Fin



Este relato esta dedicado a CLM,a tí... sin otra duda que Q hoy y por siempre.Todo,luna de mucho más que este blog.