Wednesday, June 07, 2006

Furia Paranoica: Tiempos de cambio con anestesia local. (Ficción 3)

Cuando me preguntan que qué es eso del cambio de piel no sé que contestar. Tal vez sea porque no tengo nada que decir, o porque no soy capaz de reinventarme en ése que debería reconvertirme.

También ignoro, o al menos no quiero pararme a pensar, si es falta de actitud, o de aptitud, o quizá sea que cuando Dios repartió valentía en el parque de atracciones a mí me pilló sentado en el tren de la bruja directo al túnel de mis miedos.

El caso es que cada vez me siento más áspero dentro de estas escamas que mes a mes se vuelven un poco más pálidas y menos relucientes. Tal es así, que pienso, conforme el negro va tapando al blanco, que toda esta historia puede sonar a derrota, a típico neo gótico-pro apocalíptico-derrotista-amargado- chaval de veinte años (ver la entrada precedente). Pero ni mucho menos es ese mi estado de ánimo ahora mismo. Entre otras cosas porque ni tengo veinte años ni me llama mucho eso de tener decorada mi habitación con posters de Eduardo Manostijeras o la Novia Cadáver.

De hecho, y sorprendentemente, me siento bastante decentemente teniendo en cuenta que, ella, ha pasado de la pasión desatada y ubicada en cualquier lugar y/o circunstancia a la más tremenda indiferencia para conmigo en cuestión de meses.

O que he perdido el contacto con mis amigos de la infancia a causa de cosas que no vienen al caso. O el hecho de que los dos proyectos que tenía en mente y en los cuales me he dejado los sesos, las ganas y bastante dinero, se hayan truncado irremediablemente porque, por lo visto, a nadie le interesan esas cosas que pensábamos que les iban a interesar.

Será cosa de la ciudad, que cada vez es más irrespirable. Será cosa de la condición humana. Será cosa del cielo. Será cosa mía. O será por culpa del idiota de Justin Timberlake. A saber.

El caso es que necesito salir a respirar por encima del aire. Que me llueva en la cara. Que las gotas arrastren las lágrimas y que deje de sentir de una puta vez este frío de vivir.

Y estoy más que dispuesto a hacerlo sin colgar en mi espalda más fardo que el de sostenerme en pie sin quebrarme los huesos. Sólo eso.

Porque la sigo queriendo, porque aún ellos me hacen reír, porque siempre dejáis basura que recoger y nunca me va a faltar trabajo. Porque Justin es igual de gilipollas que cualquiera y porque siempre hay un pedazo de cielo para cada uno de nosotros. Lo haré por todo lo que muere y renace en otros ojos.

Eso es, sin mirar atrás, dirección norte, desnudo contra el sol. Reducir la vida a cada latido y esperar el juicio. Por los siglos de los siglos. Amén.

Qué bien estoy, qué bien me siento.


Pero como siempre se dice en estos casos, me digo: “estás cansado y es tarde cariño. Déjalo para mañana y ya hablaremos”. Y luego, como siempre, opto por encogerme y tender, así, a desaparecer.

3 comments:

Maik Pimienta said...

Qué bueno viene siendo desde tiempos memoriales revolcarse en la miseria de vivir pasa darse cuenta de que, efectivamente y siguiendo tus sospechas, estás vivo. Oink!!

Saludos!!

Johnymepeino said...

Escribiendo así más que gato pareces Sr. Búho. Pero sí, ser chico escoba ayuda a mirar a los otros como a un igual. Un blogabrazo

Alunizado said...

¿Verdad?

Gracias por pasaros y comentar.Sois mis dos comentaristas (y únicos) favoritos :P

Un blogabrazo a ambos!!