Thursday, June 01, 2006

Furia Paranoica: Una visita al médico (Ficción 2)

Hace veinte minutos que Filomena espera en la puerta de la consulta del Doctor Cisneros. Dentro están el susodicho y el hijo menor de la buena mujer, que hace ya algún tiempo aqueja de…

Puede usted pasar- dice el Doctor tras abrir la puerta. Una vez dentro le ofrece tomar asiento junto a su hijo. La cara del médico no presagia nada bueno.

Filomena: ¿Y bien? ¿Qué opina usted, Doctor?

Cisneros: Bueno, lo primero que le pido es que esté usted tranquila, Filomena. Lo que se habla en este cuarto, no sale de este cuarto.

Filomena: Me está asustando. ¿Tan grave es?

Cisneros: Pues…verá, es lo que temíamos – dice el doctor entrelazando los dedos de ambas manos, con seriedad. La tensión puede cortarse con el palo de un polo.

Filomena: Entonces…

Cisneros: Sí, parece que el niño le ha salido… inteligente. Créame que lo siento.

Filomena: Ave María Purísima – se santigua repetidas veces la mujer – pero, ¿cómo puede ser? Nosotros nunca, nunca jamás…- sollozos.

Cisneros: Me temo que eso no es todo, cálmese, por favor. Además de esto, da muestras de cierta propensión al pensamiento independiente e iniciativa propia. Propensión que, en un futuro, puede acrecentarse.

Filomena: Pero eso es imposible, imposible –abatida- ¿Por qué a nosotros? ¿A esta humilde familia?

Cisneros: Es difícil de decir. Supongo que ustedes no habrán…

Filomena: Ni muchísimo menos. Oiga, sin faltar, que en mi casa no se malcría a nadie. Contribuimos a matar la cultura como cualquier hijo de vecino.

Cisneros: No, no, si es por ir descartando, ya sabe.

Filomena: Perdone. Mire, tiene dos pleiesteision, me encargo personalmente de que en el ordenador sólo lea la frikipedia y sólo vea las páginas guarras, su hermano le presta las revistas de coches siempre que quiere, pasamos los sábados en familia viendo Salsa Rosa y pedimos al McDonalds tres veces por semana…no sé, es que no sé que ha podido pasar…de verdad. Esto es tan irreal.

Cisneros: Entiendo, entiendo. ¿Y el padre?

Filomena: ¿Mi marido? Bueno, una vez el niño le pilló con algo en las manos, pero no creo.

Cisneros:

Filomena: Pues que al muy imbecil le dio por ir un día a la biblioteca y llevar a casa no sé que libro de un ruso, por experimentar. No recuerdo el nombre. Sí hombre, uno famoso de esos, el de…Te pillamos y ahora te jodes –con perdón-.

Cisneros: ¿Crimen y Castigo?

Filomena: Eso es – con cara de desconfianza- ¿usted no habrá…?

Cisneros: La duda ofenda, señora mía. En absoluto.

Filomena: Ahhh – con cierto resquemor- Pues eso, que el niño pasó al cuarto de baño cuando el padre estaba dentro y le pilló leyen…No me haga seguir, que nada más que de pensarlo.

Cisneros: No siga si no quiere. Me hago una idea. ¿Algo más de ese estilo que deba saber?

Filomena: No, que recuerde. En el colegio están todo el día fumando en el lavabo, sus profesores les prestan escasa atención -que yo asisto a las juntas de padres y lo sé, que nos lo pasamos pipa allí- le animo a que los fines de semana disfrute de la vida que son dos días los que vivimos y no es plan de perder el tiempo llevando la contra a nadie. Que imite a los demás, que no discuta, que piense lo menos posible. Ya sabe. Si hasta su hermano se pasa todo el día en casa escuchando OT…

Cisneros: Grande, ese Bustamante. Perdone, siga.

Filomena: ¿A que sí? Pues ni con esas, ya ve. Y ahora me sale usted con todo esto. No me lo puedo creer. Lo hemos intentado todo, pero el crió pasa. Él erre que erre con los libros, con el teatro, con los periódicos, que si han descubierto tal cosa un día, que si ha dicho el Ministro de Exteriores aquello al día siguiente, que si su desarrollo personal, que si la importancia de la información…

Cisneros: Ya, si es que no saben lo que tienen, no aprovechan las oportunidades que se les brindan, y un día llegan y dicen que no quieren seguir la corriente del resto de la gente. ¡País!

Filomena: Eso le digo yo, ¿es que no puedes ser como el resto? – mira al muchacho, que no dice nada, cada vez más encendida. Se le nota avergonzado - ¿eh? ¿No puedes ser como tu hermano? –Capón- ¿por qué no puedes ser tonto? – Capón- ¿es que no ves lo que estamos sufriendo?

Cisneros: Pare ya, señora. No vaya a ser que le despierte más neuronas.

Filomena: Disculpe, pero es que me saca de quicio, mírelo – suspira la señora.

Cisneros: Bueno, hay una opción.

Filomena: Lo que usted diga, Doctor. Haremos cualquier cosa para que todo esto se le pase cuanto antes. En la escalera ya nos empiezan a mirar mal por los exquisitos modales del chico con lo vecinos. Diga usted.

Cisneros: Una pequeña lobotomía. Curiosamente hay una oferta en el Centro patrocinada por varias empresas de alimentación y textiles. ¿Tienes la tarjeta de la planta joven del Corte Inglés, chaval?

Filomena: ¡Éste que va a tener! ¿Contribuir el señorito a la nuestra excelsa comunidad capitalista? ¿Está usted loco? ¿A que sí, a que está loco el Doctor? Brrrr - Capón.

Cisneros: No pasa nada, se podría arreglar por ser ustedes.

Filomena: Dios le bendiga y le acoja en su Gloria.

Cisneros: Bueno, bueno, no es para tanto. La realizaría yo mismo, con discreción y en confianza. Estoy Doctorado en la Excelentísima Escuela Honoris Causa de la Ilustrísima Universidad.

Filomena: ¡Impresionante!

El niño: ¿De qué, de dónde? – alcanza a decir en un hilo de voz, todo su cogote amoratado.

Filomena: ¡Niño! Qué está hablando el Doctor.

Cisneros: Déjelo, no me habrá oído bien. Son los nervios: Excelentísima- Escuela- Honoris- Causa- de- la- Ilustrísima- Universidad – repite dejando pasar un segundo entre cada palabra, el médico. Totalmente comprensivo y condescendiente con el pequeño enfermo.

El niño: Ah, ya.

Filomena: ¿Lo ves? Agradece la suerte que hemos tenido, descarriado.

El niño: Gracias, Don Cisneros.

Cisneros: No pasa nada, campeón.

Filomena: ¿Cuánto nos costaría y cuándo sería?

Cisneros: Poca cosa, la tercera hipoteca de la vivienda y dentro de un par de años ya pueden pedir cita.

Filomena: Es usted un Santo.

Cisneros: Eso me dicen, sí.

Filomena: Y dicen bien. Pues estaremos en contacto, Doctor. No le robamos más tiempo que además se me van a pegar las lentejas.

Cisneros: Se lo agradezco. Yo tengo un par de internas a las que pasar revista antes de que les baje la fiebre. Jejeje.

Filomena: Diablillo es. Suerte que tienen las chicas con usted.

Cisneros: Vaya.

Filomena: Lo dicho, a cuidarse. Dile algo al Doctor, nene, que nos vamos.

El niño: Gracias Don Cisneros.

Filomena: ¿Y…?

El niño: Perdone las molestias y que sea así de listo.

Filomena: Así me gusta.

Cisneros: No te preocupes, campeón, te voy a dejar como nuevo. Buenas tardes.

Filomena y el niño: Buenas tardes, Doctor.

3 comments:

Johnymepeino said...

Fíjate en lo que pone en el año 2025 sobre el casco cerebral. Aparece detallado el proceso de implantación en 3001 Odisea final

p.d.- Se te olvidó darle una palmada en el trasero a la muerte al llamarla golfa ;)

Maik Pimienta said...

Filomena, Cisneros y el niño...tu imaginación empieza a mostrárseme sin límites, enhorabuena por el relatito, es divertido y agudo.

Un saludo artista!

Alunizado said...

Leí el enlace johny, vaya tela.

Maik,gracias.

Un saludo a los dos!