Wednesday, June 21, 2006

Patente de Corso

Si tuviese mi propia máquina del tiempo mi existencia pasaría de viaje en viaje por todas las épocas imaginables. Me probaría decenas de trajes, viviría al límite con cada antifaz que me pusiese. Digamos, que me regodearía en cada sensación. Beberlas a litros, embriagarme, pasar la resaca y paladear en el cielo de la boca cada pequeño resquicio, cada poso, que dejasen. Eso haría.

Y, sin lugar a dudas, cuando hubiese aplacado la sed, me pararía para siempre en los locos años veinte. Me compraría el traje más caro y el sombrero de ala más ancha. Viviría de cualquier trapicheo que me saliese. Dormiría de día, marcarían mis andanzas los clubs nocturnos. No habría ley lo suficientemente seca que me impidiese brindar por cada latido a golpe de Jazz. Sería ese personaje de pasado desconocido y mirada vidriosa y perdida del fondo de la barra. El que las conoce a todas, el que invita a una copa, el que dijese “Hoy no, nena. Toma, a esta invito yo” y se iría como un gato por los tejados tras dejar unas monedas sobre la mesa. Ese cabrón encantador que sólo frena cuando necesita dormir en un destartalado cuarto de pensión inmunda del que debería varios meses de alquiler. Apostaría a las carreras, pediría préstamos para los que no podría rendir cuentas. Me amenazarían semana tras semana y cada vez que despuntase el alba pensaría: “Qué poco te queda, amigo”.

Y también te buscaría a ti. La mujer prohibida de la ciudad. La chica del gangster.

La de la mirada capaz de llevar a la perdición a cualquier idiota que intentase quisiera rozarle la mano en un saludo. Buscaría con ahínco, jugándome la vida, cualquier instante en el que hablarte a solas en las fiestas. Perdería el orgullo mil veces con tus negativas a abandonar al pez gordo de la costa oeste del país con mis patéticas promesas de estar siempre juntos más allá del lujo al que estás acostumbrada. Pondría mi pellejo a un solo chasquido de tus dedos pidiéndote que nos escapásemos juntos. Y tú, que estarías por encima de todo, que habrías acostumbrado tus labios a mandar al diablo a perdedores como yo, te reirías en mi cara. Altiva, te las sabrías todas. Trasnochadora, serias la más bella. Peligrosa, matarías almas en cada parpadeo. Elegante, serías la envidia de ellas. Seductora, volverías locos a ellos. Pondrías en pie de guerra a la ciudad entera por verte sujetar de esa forma sugerente un cigarrillo con filtro, por ver como te quitas uno de tus guantes incitando a matar a tiros a cualquiera que te mirase. No habría escondite oscuro en mi cabeza donde esconderme del recuerdo del azabache de tu pelo, de la tersura de tu cuello, del grosor irrechazable de tus labios.

Me engañaría al pensar que sería capaz de maldecirte, de injuriarte, de condenarte al ostracismo lejos de mí. Me engañaría, sí. Porque rápidamente volvería a subir en mi máquina del tiempo rumbo a otra época. A una en la que los hombres llevarían parches en un ojo, una época de tesoros, de cañones y tráfico de ron. Época de doblones de oro. Pero no cogería ni uno solo de ellos, me limitaría a buscar por los siete mares la Patente de Corso que me permitiese volver a esos locos años, a ti, para poder abordarte sabiendo que sólo tendrías una respuesta para mí: Sí.

Para ti (sin pensar en pillajes), que no me caes mal del todo, y que en estos últimos dias me has hecho querer ser inventor de máquinas del tiempo.No digas nada,no,no,shhhhh...

7 comments:

MaLena Ezcurra said...

Te he descubierto, sos tremendamente visual con tus textos.

Me alegro que tengas una chica medio ganster, medio musa.

Un abrazo. :)

Te dejo esto que no tiene que ver o quizas si

Cuando sientas tu herida sangrar
cuando sientas tu voz sollozar
cuenta conmigo.

(de una canción de Carlos Puebla)

Alunizado said...

Gracias por esas últimas palabras,Malena.Venga al caso o no, aquí puedes decir lo que quieras :)

Me ha gustado eso que has dicho de lo visual de los relatos,me ánima a llevar adelante un proyectillo de guión para un cortometraje que tengo en la cabeza.

Recibo el abrazo gustoso,otro para vos.

Maik Pimienta said...

Eres el más malo de la ciudad y sin embargo te comerías un kilo de sal por ella. Qué débiles somos. Y cómo nos gusta revolcarnos -debido a nuestra debilidad-. Me gustó tu relato de noche-chica-saltos temporales. Adelante con el corto que suena muy bien. Saludos!!

MaLena Ezcurra said...

No me mates, en mi blog hay algo tuyo.

Mil perdoncitos. ;)

La puta que no te parió said...

Guau!
Perro que ladra no muerde dice el dicho que dicen, no se la perra, pero en fin, que nunca ladro y que te cuente malena.
Besos a los dos, Malena no dejas de sorprenderme gratamente, tiene magia.

Anonymous said...

Es verdad...tambien llegue desde Malena pero volveré sola...me gustó .
Buen finde...

Alunizado said...

Malena: ¿Matarte? Ni mucho menos.Ya sabes que me resucitas con tus entradas,matarte no sería de caballeros :P

Para mi es un honor y un placer que hayas capturado alguna de mis palabras.Voy a ver cuales son ahora mismo.

Un beso.

Biosofia:Eso dice el dicho,pero te digo una cosa:Hay ladridos que valen más de un mordisco ;) Gracias por pasarte y dejar huella.

Recibo el beso y envio otro.

Organzza:Gracias,gracias,gracias...espero verte por aquí.Ahh, y si vuelves, no estarás sola, que Felix te hará compañia.

Un beso,divina.

Supermamá:Me gusta que haya gustado,estás en tu casa.Buen finde y un beso.

Pd.Malena,voy a tener que pasarte comisión.
Pd.A tod@s,prometo devolver la visita :)

Gracias!!!!!